COVID
El virus del síndrome respiratorio agudo severo tipo-2, mejor conocido como SARS-Cov-2, causante de COVID-19, pertenece taxonómicamente a la familia Coronaviridae. Los coronavirus tienen forma esférica o redonda y con espículas en su estructura superficial, lo que recuerda a una corona, de ahí su nombre; El virus tiene 4 proteínas estructurales principales, proteína N (nucleocápside) se une al genoma viral en forma de rosario; proteína E (envoltura), M (membrana) y S (spike o espícula) la cual le da al virón la apariencia de corona. La replicación viral comienza al llegar a la célula blanco, la proteína S se une al receptor de la célula la cual es la enzima convertidora de angiotensina 2 (ECA 2) que se encuentra abundante en riñones, pulmones, corazón y actualmente se piensa que en el sistema nervioso.
Dado que el SARS-CoV-2 se transmite por el aire en forma de aerosoles o gotas microscópicas es de esperar que tenga tropismo por tejidos de la cavidad nasofaríngea y las vías respiratorias. Este tropismo está dado por la expresión de ECA2 en estos tejidos. La infección del sistema respiratorio por SARS-CoV-2 ocurre en tres fases. La primera sucede en la cavidad nasofaríngea, infectando algunos tipos celulares pero no genera una respuesta inmune muy vigorosa, y es generalmente el tipo de infección que cursan los asintomáticos.
La segunda fase implica la infección de las vías respiratorias mayores, bronquios y bronquiolos; que se manifiesta con síntomas de inflamación pulmonar y puede cursar con o sin hipoxia.
La tercera fase implica la infección de las estructuras de intercambio gaseoso, los alvéolos, los cuales están formados mayoritariamente por dos tipos celulares, neumocitos tipo I y II. Los tipos I presentan morfología epitelial clásica, mientras que los tipo II son cuboidales y más pequeños y contienen unos organelos llamados cuerpos lamelares que secretan el surfactante pulmonar, sin el cual los alvéolos colapsarían después de la exhalación.
Los macrófagos alveolares residentes y las células epiteliales forman una barrera crítica en el pulmón. La infección de un neumocito tipo II determina un cambio en un aumento en la expresión de genes asociados a la respuesta antiviral y disminución en la expresión de genes encargados de la producción del surfactante.
Una característica de la infección por SARS-CoV-2 es que las células infectadas pueden desarrollar una alta carga viral y desencadenar un programa de muerte celular llamado piroptosis, que involucra la liberación masiva de mediadores inflamatorios, lo cual aumenta exponencialmente el daño de los neumocitos tipo I, con la consiguiente rotura de la barrera alveolar y la infiltración de componentes proteicos y celulares del plasma. El alveolo dañado por la respuesta inmune comienza a llenarse de una mezcla de exudado del vaso, células muertas, partículolumen del intersticio entre vaso y alveolo. Como consecuencia, se compromete la capacidad de intercambio gaseoso, generando en últias virales, células inflamatorias, fibrina, entre otros, aumentando el vma instancia la disfunción respiratoria asociada que da nombre al cuadro clínico “SARS”, síndrome respiratorio agudo grave.
Por otra parte, las infecciones
bacterianas secundarias son comunes en los pacientes con COVID-19, en
particular en los que requieren el uso de ventiladores mecánicos o intubación.
Una de las posibles razones para ello, es que la infección y el daño asociado,
determinan la alteración en la microbioma que residen en las vías áreas dejando
lugar para la proliferación de patógenos oportunistas. En cualquier caso, las
neumonías con infecciones bacterianas son una importante causa de complicación
en los pacientes con COVID-19, y determinan un aumento de la mortalidad.
Adicionalmente, la respuesta inmune
asociada a la infección puede desencadenar una respuesta conocida como
“tormenta de citoquinas”, que es una cascada de eventos inflamatorios que
genera un cuadro de hiperinflamación sostenida el cual puede causar
hipercoagulabilidad en la microvasculatura, conduciendo a lesión tisular,
coagulación intravascular diseminada e insuficiencia multiorgánica.

No hay comentarios.:
Publicar un comentario